El Real Madrid decidió traspasar a Álvaro Morata en el verano de 2014 por 20 millones de euros. El delantero firmó un contrato de cuatro temporadas con la Juventus. Mientras, Jesé Rodríguez, sólo cuatro meses más joven que Morata, permanecía en el primer equipo del Madrid.
El delantero canario era un jugador más vistoso, un joven capaz de enamorar a la grada con sus filigranas y su capacidad de desborde. Morata, un futbolista con buenas condiciones, carecía de ese halo de futura estrella y no era imprescindible en el futuro del Real Madrid.
Por su parte, Morata regresa al Madrid como un hijo pródigo y el recuerdo de su papel de verdugo del equipo blanco en las semifinales de la Liga de Campeones 2014-15. El Real Madrid le recompra por 30 millones de euros y rechaza ofertas muy superiores de la Premier League por su traspaso.
El Madrid rectifica con los canteranos ‘estrella’ de su delantera. Jesé dice adiós, mientras Morata afronta el reto más exigente de su carrera con la madurez adecuada.
Artículo extraído de: Fichajes
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