Dentro del hándicap que suponía no poder hacer refuerzos, el pasado verano fue relativamente tranquilo en el FC Barcelona con el Triplete bajo el brazo y pocas prisas por cerrar incorporaciones, si bien la salida de Pedro fue el único punto de inquietud que tuvo su repercusión con las lesiones del otoño y la falta de efectivos.
Por eso este verano, en el que el cuadro culé afrontará el mercado con normalidad, se esperan más movimientos y cambios, y eso que no se saben los resultados de esta campaña ni si los azulgranas repetirán triplete de éxitos o empeorarán sus resultados con respecto al año anterior. Aunque en medio de esta situación se vislumbra un problema que actualmente es una bendición por la que muchas escuadras suspirarían.
El Mundial de Clubes lo jugó el ex de la Real Sociedad y eso no le sentó bien al germano, a quien pretenden escuadras como el Liverpool. Su salida podría dejar mucho dinero en las arcas, y como Bravo tiene 32 años habría portero para varias temporadas, pero se perdería la posibilidad de seguir contando con quien, viendo sus intervenciones, parece que será uno de los porteros de referencia en la próxima década, y que a sus 23 años tiene un brillante futuro por delante.
Complicado dilema
«La verdad es que no estoy pensando en lo que viene en el futuro. No sé qué me interesa que me llaméis el portero del futuro y eso no me interesa», afirmaba hace unos días el teutón. Si bien tanto él como su compañero se han pronunciado públicamente en más de una ocasión sobre su deseo de tener más minutos.
Por lo tanto, desde la dirección deportiva que comanda Robert Fernández hasta Luis Enrique deberán sopesar bien la decisión. Hace unos días se rumoreaba que el deseo del club era mantenerlos a ambos otra campaña, pero ninguno de ellos estará por la labor de mantener su estatus actual porque quieren tener más minutos, de manera que es muy posible que en el seno del combinado catalán se vean obligados a tomar una decisión.
Artículo extraído de: Fichajes
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